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Por qué voto por Fajardo

Mario Alejandro Valencia

Negar que las encuestas muestran unas tendencias es necio, pero en asuntos tan importantes como escoger al presidente de la República pienso que un ejercicio más responsable es el de las convicciones.

Negar que las encuestas muestran unas tendencias es necio, pero en asuntos tan importantes como escoger al presidente de la República pienso que un ejercicio más responsable es el de las convicciones. Es un extraño concepto en una sociedad que ha ido reemplazando su visión de nación por un instinto de supervivencia, de sálvese quien pueda.

El deterioro en las condiciones de vida de la población requiere soluciones estructurales, unas inmediatas y otras de mayor planificación, por eso ninguna candidatura que plantee propuestas mágicas o facilistas lo hace honestamente. El trabajo que me he tomado estudiando y reflexionando sobre todas las propuestas, la trayectoria, los equipos y la visión de futuro lo honraré votando por la mejor opción.

 

En enero de este año tomé la decisión de votar por Sergio Fajardo, basado en unos criterios: lo conozco y estoy convencido de su decencia, de su inteligencia y de su compromiso por hacer de nuestro país un mejor lugar para vivir. Es una persona que escucha y aprende, pero tiene una visión integral de los problemas y lo que se requiere para resolverlos. Además, sabe trabajar en equipo y se ha rodeado de personas íntegras y capaces. Me genera confianza de que no quiere atornillarse en el poder. En conclusión, no solo es un buen ser humano, sino que tiene un equipo valioso y un programa consistente.

En lo personal, me emociona imaginarme que nuestro país pueda tener un gobierno como el de Fajardo, que pueda sentar las bases para mayor bienestar, sin odios, sin miedos, sin fuerzas oscuras e intereses mezquinos. Fajardo no quiere ser presidente para vengarse, para enriquecerse ni para repartirse el presupuesto con sus amigos. Es un profesor que, igual que millones de personas, sueña con poder recomponer una institucionalidad que se ponga al servicio de vivir más seguros, con más y mejores empresas en un entorno competitivo que genere empleos dignos. Sueña con el país más educado en el que todas y todos tengamos cabida y oportunidades, menos la criminalidad y quienes se han apropiado ilegítimamente de la riqueza, cuál monarcas.

Es un sueño que no se concretará solo en cuatro años, pero iniciará un proceso de transformación cultural muy difícil de deshacer. Votaré por Fajardo con la convicción plena de querer quedarme en mi país, a seguir construyendo una sociedad más justa, como la que se soñó también Carlos Gaviria.